Reflexiones de casi verano (cap. XXIX)

DE VUELTA EN CASA

Marché, muy lejos, en busca de mi propio ser.
Era un ser sin estar ni padecer.
Encontré y ahora no quiero volver.
Hay vida lejos de lo de siempre.
La verdad estaba ahí fuera
pero empezó a llover
y nos fuimos hacia adentro.
Era el mar, el sol, la luz, la paz.
Era igual que en el sueño.
Valor, rubor, candor.
Demasiado fácil para comprender.
¿Eres la chica de ayer?
Sabes lo que haces.
Me llevo la contraria, sólo un poco.
Dejaste una puerta abierta
al deseo de volver a empezar
y se coló hasta la cocina.
Es de agradecer.
Estoy de vuelta
solamente un rato
lo justo para recoger cuatro cosas
y volver a su lado
por lo que pueda suceder.

CALCETINES

Les va a parecer una estupidez, pero en mi proceso de sanación tienen un lugar fundamental unas cuantas cajas de calcetines desemparejados que han ido apareciendo en sucesivas mudanzas. Son todos negros y eso dificulta la tarea. Me paso la vida viendo la paja en el Diógenes ajeno, pero yo también tengo lo mío. Pongo orden en mi vida. A la misma vez, busco parejas entre los calcetines. Ellos esperaban pasar el resto de sus vidas en soledad, rodeados de sus semejantes, pero soledad al fin.

CRÉEME

La vida es demasiado corta para conformarse con sexo malo.

CLASIFICADOS

Me dicen que, desde que me separé, llevo la misma vida que un monje. Por eso me sorprendió, en el sopor de la canícula cordobesa, el acontecimiento que voy a relatar. Sonó el timbre del zaguán. No eran horas de visitar un hogar cristiano, pero tú no sigues las normas de los mortales. Te reconocí enseguida. Eras el amor, llamando a mi puerta. Te hacía algo más baja y con el pecho más generoso. Daba un poco igual. Llegaste hasta mí, supongo que en respuesta a mi anuncio por palabras. Se necesita esposa. No se requiere que haga nada en particular. Solo cosas de esposa. La única limitación es que no puede robar mi paz interior. Solo puedo ofrecer contrato indefinido, salario mínimo inter profesional y alta en la seguridad social. Interesadas presentarse aquí. Después pensé que esto podría ser ofensivo. Se parecía demasiado a intercambiar sexo por dinero, pero el caso es que no se requería tal cosa. Trataba de remarcar que la seleccionada tendría independencia económica y podría mantenerse como quisiera mientras que estuviera a mi lado. En el fondo daba lo mismo, porque ya había enviado el mensaje. Ahora, después de haber visto unas cuantas candidatas, he resuelto no poner mi vida en manos de nadie y jamás dejar de viajar. No sé si así se resolverá la situación, pero al menos veré mundo y esquivaré a la soledad que, por otra parte, tampoco es tan mala cosa. Solo hay que acostumbrarse a ser por el hecho de ser, estar por el hecho de estar, y salir corriendo antes de que sea demasiado tarde.

11 comentarios en “Reflexiones de casi verano (cap. XXIX)”

  1. Lo de los calcetines desemparejados, para mi es un misterio total ¿donde están sus parejas?

    Tengo preparado un ensayo sobre el tema.

    Lo de poner orden en mi vida es igual ,sigue un misterio para mi. Ánimo compañero.

        1. Hay un lugar que llaman «el paraíso de los calcetines» en el cual suelen encontrar pareja. No se requiere que sean iguales, solo que se amen con locura y se acompañen por el resto de sus vidas.

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