No era mi intención. Supuse que moriría con las botas puestas por mera inercia. Así ha ocurrido con un buen amigo que fue mi jefe durante años. El corazón no le aguantó. No sé si decir que «por suerte» no tenía familia. Esa vida de rendimiento extremo te llena los bolsillos de billetes pero no te entrega una vida personal plena.
Mi caso fue un «no hay mal que por bien no venga» de manual. Una vida entera de motero y tengo que caerme andando camino del médico para un chequeo rutinario. Manda huevos. Menudo leñazo. Parecía una lesión tonta. Después se complicó y me obligó a bajar del burro del rendimiento extremo. Ahora, con cierta perspectiva, me doy cuenta de lo cerca que estaba del instituto anatómico forense.
La respuesta a la pregunta ¿Cuándo te sientes más productivo? es categórica. En un pasado remoto que nunca volverá. Espero. Lección aprendida. No tiene mucho sentido ser el más rico del cementerio. Lo que amasas en esta vida sirve de poco en la siguiente, en teoría. Nada hace sospechar una cosa o la contraria en lo que se refiere al tránsito de lo conocido a lo ignoto.
Pero tengo esperanzas. Nadie ha vuelto, que yo sepa, de ultratumba. Eso quiere decir que allí se está mejor que aquí. O tal vez no. Qué importa. Insisto en la inscripción que aparece en el escudo de armas de mi familia: DISFRUTA. LEÑE, DISFRUTA. En campo de gules, rojo intenso. Viene del latín GULA y eso no es por casualidad. Solo espero que pongan tapa con el vinito. Por lo demás, abierto a lo que ocurra.
Excusatio Non Petita 
Eso de la productividad también puede tomarse en un sentido creativo, es en lo primero que he pensado y he respondido mentalmente que “por la mañana” porque me gusta el sol y la luz del día. Lo de la productividad por el trabajo, como objetivo, ganancia…. es que nunca, pero nunca, ni en pasado remoto, aunque me arrepiento de alguna hora echada de más, por un absurdo sentido de la responsabilidad que me acompaña como una sombra y ese, no hay forma de quitármelo ya. Buenas noches