Mujer

Iba a escribir algo a propósito del día.

Pero he visto las noticias por accidente, y se me han quitado las ganas.

La paliza a la menor. El techo profesional. El troglodita que glosa las virtudes del ama de casa hacendosita. Sólo le ha faltado decir «en casa con la pata quebrada».

Aplícate el cuento, machito. Eres un miserable cuando maltratas.

Existe un maltrato violento, contundente, físicamente dañino. Pero hay otro que es sordo, menos evidente, aparentemente poco intenso pero igual de malvado o más.

Consiste en cuestionar cada cosa que hace. Cada refresco que se toma fuera de casa. Cada defecto en las labores domésticas, extrañamente adjudicadas a ella por el artículo trece. Cada retraso en la hora teórica de llegada. Cada gasto, por pequeño que sea.

Sí, machito, has conseguido anular su personalidad y minar su autoestima. Pareces un bendito, pero eres un puto maltratador. Tan malo como el que pega patadas y puñetazos.

Y no quiero caer en modas. Me parece igual de mal que esto mismo lo haga una mujer contra un hombre o contra otra mujer. No tengo cifras, pero sí sensaciones. Seguramente estamos hablando de unos casos aislados -minoritarios pero no despreciables- frente a una legión.

Que toda la fuerza de la ley caiga sobre quien maltrate, y que toda la protección de la policía mantenga a la víctima fuera de su alcance.

Disfruta de tu día. Cada día del año.

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