El final de un ciclo

Aclaro que todo esto tiene ya algún tiempo. Lo cuento ahora porque me voy atreviendo a hacer la preceptiva catarsis. Espero que eso ayude a cerrar las heridas y a tomar las riendas de mi vida como si no hubiera pasado nada. Cosa que me extrañaría.

Es muy duro vivir con alguien que pone puertas al campo. No sería justo culpar de los males a su dolor, a su mala suerte o a su colección de errores financieros. Reconozco en ella a una excelente persona, muy maltratada por la vida y muy generosa. Demasiado. Lo malo es convertirse en su paño de lágrimas constante, y ver cómo corta tus alas involuntariamente. Pero las corta. Vivimos en una civilización alcohólica, y si te encierras en casa porque la gente bebe, pues tienes un problemón. Supeditar toda tu agenda a que quieres dormir la siesta en tu cama tampoco ayuda. Así vas cerrando puertas hasta que conviertes la vida en una prisión. Del trabajo a Netflix, de Netflix al trabajo. Con todo el dolor de mi corazón, lo insostenible no se sostiene. Cambio de aires. Final de un ciclo.

Mi puerta, siempre abierta si consigues cambiar hasta el punto de no machacarnos. Tuvimos años felices, pero todo el mundo sabe que el pasado no vuelve. Qué otra cosa se puede esperar de seres humanos. Efímeros, sujetos a una línea temporal que solamente va hacia adelante. Mucha suerte en tu nueva vida.

2 comentarios en “El final de un ciclo”

  1. Lamento tu pérdida si se pudiera decir de esa forma. Espero que las letras te sirvan para transicionar bien y cerrar el ciclo. Tengo cuatro años que no dejo de escribir a una persona que ha dejado una grieta profunda, todos tenemos nuestros procesos al final. Y vaya, que si tus alas pueden expandirse y verte florecer en lo súbito sabrás que la decisión ha sido definitiva. Suertes mexicanas.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.