Señal muy débil

Volvió a poner la caracola en su oreja. Su trabajo consistía en detectar e identificar señales de los extraterrestres. Llevaba varios años dedicada a esto. Ningún resultado por ahora.

Miró al firmamento. Soñó despierta con ecuaciones complicadas, teorías esotéricas y encuentros históricos. Nada ocurrió. La vida seguía y nada hacía presagiar un cambio. No tenia sentido permanecer en la misma situación.

Quería abandonar aquel lugar. Correr aventuras, tomar riesgos, conocer gente de otras latitudes, andar caminos, descubrir lugares inexplorados. Tan sencillo como imposible. Levantarse, dar un paso, otro y luego otro.

¿De qué viviría? ¿Lograría sobrevivir o se quedaría inmóvil en cualquier cuneta? El frio es intenso en los inviernos continentales. Los caminos son peligrosos. Mejor no tomar riesgos y volver a casa al final de su turno.

Fue encontrada por un barrendero en la medianoche. Una cornisa mal reparada cayó sobre su cabeza. El juez de guardia ordenó el levantamiento del cadáver. Dos circunspectos empleados de la funeraria ejecutaron la orden sin pestañear. El coche patrulla se alejó dos minutos después de la marcha de los enterradores.

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