En blanco intencionadamente

Alguien se sentía mal dejando una página sin contenido en aquellos antiguos manuales de IBM. Decían que era el mayor productor de libros del mundo. No sé si era cierto. El caso es que la copia impresa de los manuales ocupaban una habitación bien grande. Después vino el cederun y todo se comprimió bastante.

El caso es que, papel o digital, la frase lapidaria era «todo está en el manual». No importaba cuán rebuscada fuera la duda. La respuesta a cualquier inquietud, duda, consulta o sugerencia ya se había planteado, y solo tenías que buscar para encontrar.

La obra cumbre: el MISAL que tenían los operadores en la sala. Todos los mensajes de error que todos los productos podían emitir. La explicación para cualquier problema que se pudiera presentar. Todo mensaje venía explicado con su identificador, su RC (return code) y su RS (reason code) para júbilo de los que hacían el turno de noche.

La máquina estaba diseñada para hacer el trabajo «online» de día y el «batch» durante el tiempo en el que la ciudad duerme. De todas maneras, era tan brutalmente cara que había que sacarle partido veinticuatro horas. No existía aun el «follow the sun» porque la globalización llegó después.

Cada tiempo tuvo su tecnología. Hoy toca maravillarse, como todas las otras veces.

Maravillémonos.

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