La grandeza de emprender a lo grande

Esta soflama no va de pequeños emprendedores con grandes ideas. Les deseo todo el éxito que merecen. Esta historia trata de otra cosa.

Grandes empresarios que no entienden la grandeza de su magnífica labor. En su lugar, se convierten en corruptores de políticos con acceso a dinero de todos y nula responsabilidad por sus actos.

Pongamos por caso una gran obra pública. Una autopista de peaje, o un Castor, un polideportivo en medio de la nada, o cualquier cosa de muchos millones pero pocas justificaciones. Poco apoyo social, escasa justificación técnica pero mucha pasta en juego.

El entrepreneur de verdad se juega su pasta, ejecuta el proyecto y obtiene el fruto. El que sea. Pérdidas o ganancias. Es el magnífico juego del capitalismo.

Ahora vamos con el empresario de mierda. Puede que se juegue su pasta. Si gana, los beneficios son para él. Pero si pierde, se lo monta para que el estado -nosotros- socialice sus pérdidas.

Así también emprendo yo.

El círculo se cierra con un Tribunal de Cuentas intencionadamente escaso de recursos para que se eternicen las investigaciones. Cuando se llega a acusar a alguien, hace tiempo que los delitos han prescrito.

Crimen Ferpecto.

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