Cuando más falta me hacía

Sugerencia de escritura del día
Describe un encuentro fortuito con un desconocido que te haya marcado positivamente.

Hacer mudanza es una de las cosas más estresantes de la vida. Está a la altura de divorciarse o hacer obra. Decía mi tio, sabio, que «si ves a uno hablando solo por la calle es que tiene albañiles en casa». Esto fue antes de que existieran los móviles. Ahora va mucha gente hablando, pero suele tener un interlocutor al otro lado. Parece que le hablan a una tostada con mantequilla, pero no. Es al guasa, que está grabando voz. El caso es que me resisto a hacer ese tipo de cosas, pero alguna vez no queda más remedio.

Últimamente paseo al perro con el teléfono en el bolsillo, por si las emergencias, pero no lo uso en la calle. En uno de esos paseos, me crucé con una chica que conducía una furgoneta. Ya conté en otro post cómo eran mis dificultades pasadas para ligar. Me sorprendí dirigiéndome a ella para proponer que me ayudase con la mudanza. Oye, genial con ella. Por supuesto que fue una ayuda de pago, pero me vino muy bien a causa de la lesión en la mano.

Sin saberlo, no hay confianza para tanto, me ha ahorrado unas cuantas horas de insomnio por dolor intenso en el brazo. Nota técnica al margen: Primera experiencia «positiva» con un furgón eléctrico. Eso va de cine. Lástima que fabricando baterías nos vamos a fulminar el planeta. Espero que inventen algo que no sea tan agresivo. Hablan de esa batería china que tiene 63 isótopos, central nuclear en miniatura, capaz de mantener el teléfono encendido cincuenta años sin tener que recargar nada.

Veremos si llevar eso al lado de la oreja nos da repelús. Pero vamos, que los taxis llevan una bombona de butano en el maletero desde hace cincuenta años y no hay mucha resistencia social.

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.